martes, 20 de noviembre de 2012

Por las huellas de nuestra historia


En estos días en que se conmemora un aniversario más de la batalla de Guisa, hecho ocurrido del 20 al 30 de noviembre de 1958, me viene al recuerdo un recorrido que hicimos por ese municipio de la provincia cubana de Granma, un grupo de miembros de la asociación de base 0521, de Bayamo, de la Asociación de Combatientes de la Revolución (ACRC), como parte de sus actividades de confraternización.
En esa ocasión, en un acercamiento a nuestra historia visitamos la Loma de Coroneaux, sitio declarado Monumento Nacional y escenario de la épica contienda entre fuerzas batistianas y del Ejército Rebelde, y donde cayera el bravo capitán Braulio Coroneaux, ascendido póstumamente a Comandante, su ayudante Guillermo González y otro soldado cuyo nombre aún se desconoce.
El profesor Juan Gómez, de nuestra asociación,  explicó grosso modo la situación imperante en Cuba en aquella etapa de las luchas por la definitiva emancipación del país;  luego el también asociado Carlos Cabrera, quien perteneciera a la Columna Uno, dio sus vivencias sobre la batalla, convirtiéndose sus palabras en rica lección de Historia para las nuevas generaciones y  para los que ya peinamos canas.
Recordó que en Guisa unos 200 miembros del Ejército Rebelde con el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz al frente, mantuvieron sitiada la guarnición de esa localidad y no dejaron entrar al refuerzo de los militares del régimen de la dictadura batistiana que solo en Bayamo contaba con alrededor de 5 mil efectivos.
El 30 de ese mes las fuerzas rebeldes alcanzarían una victoria más y de gran importancia en la lucha por la liberación del país que se alcanzaría poco después con el triunfo del primero de enero de 1959.
Más tarde estuvimos en el bello Mirador, unidad del comercio y la gastronomía, con una rica oferta de comestibles y bebidas, que además cuenta con un grupo de cabañas para hospedar a clientes. Desde el lugar se observa el caserío de la zona urbana de la localidad de Guisa, el lomerío de esta parte de la Sierra Maestra y a lo lejos se divisa un pedazo de la ciudad de Bayamo, la capital provincial.
Concluimos la estancia con una breve pero amena entrada al Jardín Botánico Cupaynicú, donde nos asombramos con las maravillas de la naturaleza ante tantas plantas que el lugar atesora y que sus trabajadores cuidan con esmero.
Esa jornada quedó grabada en todos los que participamos y adelantamos los deseos de realizar más actividades de ese tipo a otros lugares que nos llenen de energía positiva en medio del trajín diario.

1 comentario:

  1. Es muy buena la apertura al dialogo sinsero y sin sensura.El repeto a la opinion agena, cultivando lo fecundo de otras ideas.

    ResponderEliminar