viernes, 13 de diciembre de 2013

Operación Tributo


 
  El 7 de diciembre de 1989 fue instituido como Día dedicado a los combatientes caídos en misiones internacionalistas, valerosos hombres y mujeres que dieron sus vidas en otras tierras del mundo y a quienes cada año se les rinde el merecido homenaje en la Operación Tributo, pues en esa fecha luego de traídos los restos mortales de esos combatientes se les dio sepultura en sus lugares de origen.
   También en 1993, cumpliéronse  20 años, se fundó la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana (ACRC), la cual agrupa a más de 346 mil asociados a sus distintas asociaciones de base en el país, las que estarán inmersas en el período de enero a abril del año entrante en su proceso de balance que pasará revista a su labor en los últimos cinco años y renovará o ratificará a sus dirigentes, ese será el preámbulo de la Conferencia nacional de la Asociación ya convocada para ese año.
   El fundador y primer presidente que tuvo la ACRC sería el Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, quien ocupó el cargo durante 17 años; Almeida fue asaltante el 26 de julio de 1953 al cuartel Moncada, expedicionario de Yate Granma,  jefe del III Frente Oriental Mario Muñoz Monroy y falleció el 11 de septiembre de 2009.
   En la actualidad la Asociación a nivel nacional es presidida por el general de división Samuel Rodiles Planas y agrupa a más de 346 mil asociados en las categorías de combatientes del Ejército Rebelde, de la Lucha Clandestina y Lucha contra bandidos, Internacionalistas, de las FAR y el MININT, y cooperantes de la Salud y la Educación.
   El pasado 7 de diciembre la asociación de base 0521, de la ACRC en la ciudad de Bayamo, oriente del país, le dio el último adiós a uno de sus miembros, el combatiente de la Lucha contra bandidos Carlos Manuel Leyva Román, quien falleciera un día antes, a los 77 años de edad, víctima del prolongado padecimiento cardiaco que lo aquejaba.
   Leyva fue un incansable revolucionario, cumplidor de cuantas tareas le fueron asignadas y en la ACRC era miembro fundador y presidió dos asociaciones de base a las que perteneció.  A sus familiares el más sentido pésame.

Eterno homenaje a Maceo y a Panchito Gómez Toro


  El 7 de diciembre  es una fecha de hondo significado en la historia de Cuba, un día como ese pero de 1896 murió en combate, en Punta Brava, La Habana, Antonio Maceo Grajales, el Titán de Bronce, junto a él también cayó su ayudante Panchito Gómez Toro, hijo del Generalísimo Máximo Gómez.
  Maceo había nacido en la finca Majaguabo, Santiago de Cuba, el 14 de junio de 1845, participó en las Guerras de Independencia de 1868 y 1895, para liberar a Cuba del coloniaje español; el 15 de marzo de 1878 protagonizó la Protesta de Baraguá salvando así la dignidad del pueblo cubano, hecho que al decir de José Martí, Apóstol de la independencia cubana, representa una de las páginas más gloriosas de nuestra historia.
Antonio Maceo, se caracterizaría por tener tanta fuerza en el brazo como en la mente, sería muy fiero en el campo de batalla y por ello ganaría el calificativo de Titán de Bronce.
  Tenía 23 años cuando en 1868 se alistó en las fuerzas independentistas junto a su padre y sus hermanos José y Justo. Su primer ascenso en las filas revolucionarias se produjo al ser nombrado ayudante de Máximo Gómez, a partir de entonces se dio a conocer como un heroico combatiente. Participó en numerosas acciones de guerra tras las cuales alcanzó el grado de mayor general.
   Sin embargo, en la Guerra de los Diez Años poco a poco fueron produciéndose fisuras entre los independentistas, en 1877 rechazó una oferta de alianza con Vicente García para derrocar al gobierno revolucionario; también declinó la propuesta de paz del general español Arsenio Martínez Campos que no incluía ni la independencia ni la abolición de la esclavitud por lo que  se negó a acatar la paz de Zanjón de 1878. Maceo continuó combatiendo en Oriente, hasta que el desgaste de sus tropas lo obligó a exiliarse en Jamaica, desde donde siguió conspirando.
  En 1895, cuando estalló la revolución cubana organizada por José Martí, Maceo desembarcó por Duaba y asumió la jefatura de las fuerzas de la provincia de Oriente.
   En esa contienda, junto al Generalísimo Máximo Gómez, llevaría la guerra a todo lo largo de la isla con operaciones militares que llegaron hasta la provincia de Pinar del Río, y muere en el campo de batalla el 7 de diciembre de 1896. Sus restos y los de Panchito fueron rescatados en intrépida acción por el coronel Juan Delgado y descansan en el sitial histórico de El Cacahual, en La Habana.
   En el propio lugar están también los restos de Juan Fajardo Vega, el último mambí de nuestras guerras independentistas, y reposa en “tierra pelada” como él mismo lo pidió Blas Roca Calderío, un comunista consagrado que con el triunfo de la Revolución supo entregar a Fidel las banderas del Partido, reconociendo así el liderazgo del Comandante en Jefe cubano.
   La fecha ha sido denominada como el Día de los caídos en nuestras guerras de independencias.