Uno se caracterizó por la fuerza en el brazo con el que empuñaba el machete y en la mente, fiero en los combates contra el ejército del enemigo que colonizaba a su Patria, Cuba, y por lo que ganó el bien merecido calificativo de Titán de Bronce.
El otro lleva con honor su estrella de Comandante, la cual brilla con intensidad desde su frente como faro y guía para los pueblos de América y del mundo.
Maceo nació este día en la finca Majaguabo, de la oriental Santiago de Cuba, en 1845 y el Che en Rosario, Argentina, en 1928.
El Titán de Bronce participó en las guerras independentistas de 1868 y 1895, ambas para liberar a Cuba del coloniaje español; en la primera protagonizaría una de las páginas “más gloriosas” de nuestra historia, al decir de José Martí: la Protesta de Baraguá, y murió en combate el 7 de diciembre de 1896.
Ernesto Che Guevara se agigantó en la lucha armada comandada por Fidel a partir del desembarco de los expedicionarios del yate Granma, el 2 de diciembre de 1956; dirigió una de las dos columnas que hicieron la invasión para llevar la guerra al occidente del país; luego del triunfo de enero de 1959 cumplió importantes responsabilidades en el gobierno revolucionario y murió en Bolivia el 8 de octubre de 1967, otra de las naciones a las que lo llevaría su accionar internacionalista junto a un grupo de compañeros.
Para los dos ejemplares hombres, héroes indiscutibles, el más grande homenaje del pueblo cubano en esta su fecha de cumpleaños.
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